Santiago Centro en los tiempos de la Dictadura

Recuerdo que salíamos con mi prima o una tía a caminar o pasear los perros por el centro de la ciudad muy cerca de la Plaza de Armas. Eran los tiempos del General Pinochet cuando todo estaba más ordenado que hoy y había cosas que añoro en la actualidad.

Las calles eran seguras y si salías a hacer una caminata de madrugada y por casualidad te detenían los Carabineros te pedían el Carnet de identidad, preguntaban de dónde viene, para dónde va y qué anda haciendo. En todos los casos no pasaba nada, incluso en dos oportunidades nos acompañaron hasta la puerta del edificio donde vivíamos; salvo que estuvieras cometiendo algún delito o no supieras dar una explicación clara y veraz respecto de tus quehaceres... no pasaba nada.

Cada cierto tiempo había protestas "pacíficas" como las denominaban los opositores al Gobierno, pero de pacíficas no tenían nada. Esto pasa hoy de la misma manera que en esa época. Con la gran diferencia que hoy se les permite a los manifestantes hacer de todo en la ciudad y destrozan, saquean, ensucian, hieren y matan a los demás, a la policía y a quien se les pase por delante. En los tiempos de la Dictadura el Carabinero tenía autoridad y por lo tanto si pillaba a un pendejo de mierda rompiendo el mobiliario público, podía perfectamente darle una salsa de patadas y palos para que aprenda que eso no se debe hacer. Si lo pillaban saqueando un negocio, rompiendo la propiedad privada, robando, haciendo daño a otros o cualquier otra clase de delito, simplemente se aplicaba la fuerza, eso incluía la capacidad de disparar cuando el delincuente oponía resistencia o no se detenía en sus fechorías.

Los estudiantes que nos escapábamos del colegio sabíamos que en los cines, juegos electrónicos y tiendas de caracoles (pequeños centros comerciales) no podíamos ingresar con uniforme de colegio o durante las mañanas, los guardias privados no nos dejaban pasar y si nos escapábamos llamaban a los Carabineros y ahí se ponía fea la cosa. En horarios de clases no podíamos estar libremente en la vía pública, parques o plazas, ni pensar en tomar licores o consumir drogas en la calle, porque si una patrulla de Carabineros te pillaba en esas faenas, simplemente te hacían un control de identidad: nombre, edad, domicilio, colegio, curso, nombre de su padre y lugar de trabajo, teléfono del papá o de tu colegio y llamaban al Padre o al Inspector General del colegio y te llevaban detenido a la Comisaría. Ahí quedaba la tremenda cagada porque tu papá jamás te iba a perdonar que los Carabineros llamasen a su trabajo para avisar que pillaron al mocoso imberbe haciendo la cimarra y de paso el papá tenía que pedir permiso al Jefe para ir a buscar al "niño que está en la Comisaría". Si llamaban a tu colegio la cosa era similar porque el Inspector General te podía retirar de la Comisaría, llamaba por teléfono a tu apoderado para informar lo sucedido, te dejaba suspendido de clases y con citación al Apoderado: "sin su padre o madre que venga a hablar conmigo no puede entrar al colegio".
En varias oportunidades muchos padres o madres les dieron sus buenas bofetadas a los muchachos delante de los Carabineros y éstos jamás decían algo, por el contrario, daban consejos al menor de edad y un par de advertencias amenazantes que siempre eran solo eso: un escarmiento.

Creo que hoy hacen falta medidas disciplinarias mas severas y controles más estrictos para nuestro pueblo. Llevamos 25 años de esta pseudo-democracia y se han cometido errores importantes en pos la libertad y los derechos humanos, cuando en realidad lo que se necesita es poder trabajar y vivir todos tranquilos en nuestro país.

Muchas veces, aunque no estoy de acuerdo con las autoridades elegidas, no concibo que una niña de 14 años le lance un jarrón de agua a una Ministra, tampoco que nuestro presidente sea escupido en la cara, que unos niños le lancen objetos o traten con groserías a sus profesores, que muchas personas se arroguen el derecho de pasar a llevar a otros y que la policía no tenga facultades para controlar y anular la delincuencia, robos, saqueos y todo lo que sucede en las calles.

Durante todos estos años en "democracia" hemos criado millones de niños capaces de exigir a gritos sus derechos y luchar por sus ideales, pero nadie les ha enseñado que también tienen obligaciones y deberes.

Tienen el derecho a tomarse la botillería completa de licores si así lo desean y si es que generan dinero para ello, pero no deben ensuciar nuestras calles, parques y plazas y tampoco molestar o agredir a los transeúntes. Pueden exigir educación gratuita y de calidad pero también tienen el deber de asistir a clases, cuidar las dependencias, el mobiliario y respetar a sus profesores y compañeros.

Pueden protestar o marchar libremente en cualquier parte de la ciudad, pero al mismo tiempo no deben destruir, saquear o incendiar los bienes públicos o privados que nos sirven a todos. Pueden manifestar el arte en todas sus dimensiones pero no deben ir a rallar los muros sin autorización de su propietario.

En los tiempos la dictadura y cuando sólo tenía 14 años los Carabineros me hicieron el "callejón oscuro" por un error que cometí y no he vivido traumado toda la vida por ese motivo, pero eso es parte de otra historia.

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