Anarquías y politiquerías
Si revisamos la historia de nuestro país, nos podemos percatar que cada 70 años se produce un quiebre institucional y eso es demasiado grave. Si analizamos los pormenores de esos quiebres nos podemos dar cuenta que todos han sido provocados por la clase política dirigente que en reiteradas ocasiones no hizo lo que debía, dejó pasar y dejó hacer, sin asumir la responsabilidad de los hechos y tampoco trabajar para solucionarlos.
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En cada una de esas ocasiones pasaron al menos 30 o 40 años en que gobernaron libremente y ufanándose de la "democracia"o de los avances del país, sin escuchar a nuestro pueblo. Por su parte el pueblo se dejó gobernar por ineptos hasta caer en la ingobernabilidad.
La anarquía en el sistema institucional del país se ha hecho presente en varias oportunidades de nuestra historia y en todas ellas ha sido solicitada la intervención de las Fuerzas Armadas para solucionar los problemas ocasionados por las incapacidades de los politiqueros. Comerciantes, agricultores, políticos, empresarios, pobladores, estudiantes, gremios, trabajadores, juntas de vecinos... el pueblo en sus numerosas instituciones y agrupaciones sociales ha pedido formalmente y a gritos en las calles la intervención militar, las mujeres han sido siempre las más osadas en estas lides y con los sangrientos resultados que eso implica.
¿Hasta cuándo nuestro pueblo y sus clases políticas no entienden que ir por ese camino no es lo correcto?
Hoy vemos que la clase política le ha faltado el respeto a nuestro pueblo, con sus rencillas y negociados, con su desfachatez para hacerse multimillonarios de la noche a la mañana, con su sonrisa burlesca y el matonaje grosero de sus colaboradores, con sus automóviles, chofer y escolta que los aparta de la realidad, con sus discursos pobres de contenido y su inconsecuencia. Los trabajadores de nuestro pueblo comienzan a sentir rabia e impotencia cuando ven estas cosas, las mujeres dueñas de casa son las primeras en gritar, porque son ellas las que sufren el día a día de la injusticia.
Hoy vemos proyectos y programas de implementación tecnológica para sectores "vulnerables" o para lugares apartados de las ciudades, nos muestran a la Presidenta inaugurando una sala de computación en el colegio de un poblado lejano con niños morenitos, de pelos tiesos y blanca sonrisa a su lado. Nos muestran la construcción de grandes autopistas y el avance de las ciudades con edificios "inteligentes", nos muestran reuniones y comidas en palacio, donde llegan mandatarios de todo el mundo. Nos muestran que somos un país líder en América latina. Nos muestran cosas que están demasiado lejos de nuestra realidad.
¿Qué conseguimos con entregar tecnología moderna a niños que no tienen zapatos o ropa para cubrir su cuerpo y protegerse del frío? ¿Qué sacamos con entregar "internet gratis" a niños y pobladores donde aún no han sido satisfechas sus necesidades elementales de alimento y vivienda? ¿Qué logramos con entregar computadores a colegios donde aún no tienen electricidad, la poca energía que poseen son 2 horas cada noche con un generador eléctrico y muchas veces no tienen dinero para comprar gasolina?
¿Qué ganan los muchachos que se esfuerzan por estudiar y les son entregados unos notebook por su rendimiento, cuando no tienen electricidad en sus casas, no tienen dinero para alimentarse bien, no tienen agua potable, no tienen como calefaccionar sus precarias viviendas y además unos funcionarios imbéciles se roban la alimentación de la JUNAEB que deberían recibir en sus colegios?
¿Qué sacamos con hacer grandes autopistas si no hemos hecho el camino del amor y la misericordia con los ancianos que poco o nada tienen de esperanza?
Los hospitales y consultorios necesitan multimillonarios que los reparen y donde puedan trabajar decentemente los profesionales de la salud. Donde pueda ser atendida la señora dueña de casa, un niño, un anciano, un ser humano, con la dignidad que cada uno merece.
No necesitamos grandes cantidades de muros rallados o gigantografías en las calles para decidir por quién vamos a votar, no necesitamos que se boten a la basura miles de millones de dólares que pueden ser utilizados en hacer las cosas bien de una buena vez.
No esperemos que la bendita "democracia" se nos escape de las manos y que nuestros niños, morenitos de pelo negro, de sonrisa amplia y blancos dientes se conviertan en los precursores y alentadores de un nuevo quiebre institucional donde sea derramada la sangre de nuestra nación.
MaLaGeNtE
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