¿QUIEN QUIERE SER GAY?

Nadie respondió en la sala de clases. El profesor volvió a repetir la pregunta a los alumnos en un tono casi burlesco y nuevamente hubo silencio, todos se miraban y algunos reían burlonamente mirando al "raro" del curso.

Yo me quedé también en silencio, pero me sentía avergonzado. Hasta que una fuerza interior me hizo levantar la mano.

El profesor me miró asombrado, otros rieron con ganas y algunas amigas me decían que vuelva a mi asiento. Me sentí el bicho más feo del mundo, el idiota más grande del universo y la vergüenza de mi familia. Pero algo tenía que decir en ese instante.

Tenía 15 años y estaba en segundo año medio. Ya sabía que yo era gay, siempre lo supe y en mi ignorancia pensaba que algún día se me iba a pasar. Al menos tenía esa esperanza.

Respondí la pregunta a mi profesor. Yo! Dije con fuerza. Yo no quiero ser gay! Todos volvieron a reír.
- ¿por qué no?, preguntó mi profesor.
Yo no quiero ser gay, porque ¿quién querría serlo? Ante un mundo tan cruel, burlesco y castigador como este, dije señalando a mis compañeros.

¿Quién desearía ser gay ante la burla, el palmetazo, la risa estúpida de casi todos los demás?

¿Quién desearía ser gay para ser maltratado, herido o hasta mutilado, o asesinado por la intolerancia?

¿Quién querría ser gay para no tener esposa, ni hijos y llegar a viejo en soledad, abandonado, criticado y ser tratado como un objeto de burlas y miedos?

¿Quién quiere ser gay para que cualquiera te señale con el dedo y no puedas ser profesor o guía de tu patrulla scout, o simplemente tener amigos, porque los padres de los otros muchachos dudan de tu vocación, cariño y amistad sincera?

¿Quién quiere ser gay en un mundo como este, donde el gay es condenado desde niño a ser tratado como enfermo, sucio, pervertido, peligroso, pedófilo, degenerado, depravado, puto, mentiroso, débil y afeminado?

¿Y usted profe, quiere ser gay? ¿O sólo desea hueviarme para reirse de mí, así como se ríen los idiotas que tienen temores sobre su hombría y por eso se burlan de un gay?.

Se enojó mi profesor ese día y me citaron el apoderado. Mi mamá me trató muy mal y tuve que ir a hablar con el orientador del colegio durante seis meses.

Lo que sí fue bueno ese día, es que mis compañeros no volvieron a burlarse de mí.

MaLaGeNtE