Halloween en un conventillo de Santiago
Los conventillos eran pasajes cerrados con pequeñas casas a ambos costados del pasaje, por allí no circulaban vehículos y el piso era de tierra, ahí vivían los trabajadores y sus familias a principios del siglo pasado. En ellos se establecían las familias y sus chiquillos mugrientos, una llave de agua a veces al fondo del pasaje, varias artesas de madera donde se reunían las señoras a escobillar la ropa y a comentar los vaivenes del pasaje, algunos baños de pozo usados por todos los habitantes del conventillo, las fiestas, las peleas, el comentario liviano y el "pelambre".
En Santiago era común este tipo de vida entre los trabajadores, ya que existieron conventillos en toda la ciudad. Les llamaban "Cité", en ellos se criaron muchas familias que compartieron más que la simple vecindad, hubo conventillos completos donde todos eran familiares o compadrazgos de dos o mas generaciones.
Los hijos, los nietos, tíos, abuelos, padrinos o madrinas, compadres, primos y amigos eran todos una sola familia, casi por obligación. Hubo hacinamiento, ya que las casas eran pequeñas y el patio era el pasaje o la calle. Las mujeres lavaban la ropa de sus familias en días eternos de escobillado, remojes, tarros para hervir la ropa y enjuagues con "azul" (polvo que sirve para mantener blancas las ropas).
Ahí vivieron por muchos años, hasta que comenzaron los cambios en la ciudad. De ahí salió la palabra "conventilleros" o "vieja conventillera", cuando nos referimos a personas buenas para hacer comentarios, discutir o pelear con los vecinos.
Hoy quedan algunos conventillos, se les sigue llamando "cité", pero muchos de ellos se han transformado en "lugares patrimoniales" modernos, donde viven artistas o familias pequeñas. Ya no existe el vecindario de antaño, las casas han sido reacondicionadas en modernas viviendas, conservando el encanto arquitectónico en el conjunto de ellas.
Mi casa está en un cité y vivo ahí desde hace más de diez años, no soy amigo de nadie y no comparto mi tiempo con los vecinos ya que tengo muchas actividades, pero ellos se han encargado de averiguar sobre mi vida. Yo vivo con amigos, la mayor parte de ellos son gays y no ocultan su condición, así como tampoco hablan despacio. Por lo tanto, somos los gays del pasaje.
Hemos sido citados a reuniones de vecinos por cosas como el volumen de la música, los ensayos de canto, teatro o los sonidos de instrumentos musicales en mi casa. Les molesta. Bueno yo canto... a veces... ja!
Desde que vivo acá pude darme cuenta de lo que son las "viejas conventilleras" y me causan mucha gracia, los hombres son casi lo mismo, hacen comentarios, escabullen hablar directamente con alguien y se burlan de algunas cosas. Las mujeres son de más acción y disparatadas para expresarse, buenas para consultar directamente lo que desean saber.
Este Halloween fue muy gracioso, los vecinos adornaron el frontis de sus casas con motivos de brujas, arañas y sus telas, calaveras y otras cosas. Mis vecinos del lado hicieron una fiesta de adolescentes, todos disfrazados de brujos, los del frente hicieron una fiesta de adultos con disfraces varios y las dos casas del fondo, donde hay niños pequeños, se disfrazaron de payasos. Un fantasma de blanco y ojos de luces colgaba de un hilo en medio del pasaje, emitía ruidos tenebrosos.
Se hizo la noche y mis vecinos los Brujos adolescentes sacaron la parrilla a la calle, prendieron carbón. Las dos familias del fondo y sus disfraces de payasos salieron al pasaje tocando puerta por puerta para pedir dulces y sacarse fotografías. Los vecinos del frente, presididos por la Leona (como yo le puse de nombre) comenzaron a tomar bidones de ron y a bailar salsa, porque son cubanos. La música era un coro de estilos distintos en el pasaje y se escuchaban risas y gritos de todos.
Yo en mi casa estaba en silencio, preparando unas minutas de mi trabajo. De pronto escuché discusiones a viva voz en el cité, habían niños llorando, mujeres furiosas, puñetes y garabatos de grueso calibre.
La pandilla de Brujos Adolescentes y los Payasos estaban peleando, discutían y se lanzaban objetos, dulces y cuanta cosa tuvieron en sus manos. Alguien en un descuido de la pelea volcó la parrilla y la cosa se puso negra, ahí salieron los hombres a patadas y puñetes, en eso aparece la Leona enronada y sus compinches disfrazados a detener la pelea, pero la cosa pasó a color de hormigas.
Yo en mi ventana miraba todo el panorama en primera fila, era un verdadero espectáculo y gracioso a la vez.
Alguien me gritó "tío llame a los pacos!" y yo si claro!. Jamás iba a detener tamaño espectáculo! era el mejor show de mi vida en halloween. La pandilla de Brujos adolescentes iban ganando, esos eran mis favoritos, osados y graciosos. Los cubanos con la Leona a la cabeza eran los más sensatos e intentaban detener la pelea porque "hay niños", gritaban junto a groserías del mayor calibre. Y las gordas de la pandilla de los Payasos con sus maridos eran lejos los mejores, porque fueron los que comenzaron las agresiones físicas, pero se llevaron una lluvia de garabatos, palos, tierra, cerveza y objetos encima. Los Payasos fueron graciosos y agresivos.
Como pude ver la pelea de halloween en mi pasaje, nadie ganó, lesiones leves y fue genial.
Primera vez que veo un espectáculo de esta envergadura, deberían unirse y hacer una obra de teatro con estas mismas escenas, realistas y sin tapujos, como es en realidad nuestra sociedad chilensis: diversa, conventillera y a chuchá limpia.
MaLaGeNtE
En Santiago era común este tipo de vida entre los trabajadores, ya que existieron conventillos en toda la ciudad. Les llamaban "Cité", en ellos se criaron muchas familias que compartieron más que la simple vecindad, hubo conventillos completos donde todos eran familiares o compadrazgos de dos o mas generaciones.
Los hijos, los nietos, tíos, abuelos, padrinos o madrinas, compadres, primos y amigos eran todos una sola familia, casi por obligación. Hubo hacinamiento, ya que las casas eran pequeñas y el patio era el pasaje o la calle. Las mujeres lavaban la ropa de sus familias en días eternos de escobillado, remojes, tarros para hervir la ropa y enjuagues con "azul" (polvo que sirve para mantener blancas las ropas).
Ahí vivieron por muchos años, hasta que comenzaron los cambios en la ciudad. De ahí salió la palabra "conventilleros" o "vieja conventillera", cuando nos referimos a personas buenas para hacer comentarios, discutir o pelear con los vecinos.
Hoy quedan algunos conventillos, se les sigue llamando "cité", pero muchos de ellos se han transformado en "lugares patrimoniales" modernos, donde viven artistas o familias pequeñas. Ya no existe el vecindario de antaño, las casas han sido reacondicionadas en modernas viviendas, conservando el encanto arquitectónico en el conjunto de ellas.
Mi casa está en un cité y vivo ahí desde hace más de diez años, no soy amigo de nadie y no comparto mi tiempo con los vecinos ya que tengo muchas actividades, pero ellos se han encargado de averiguar sobre mi vida. Yo vivo con amigos, la mayor parte de ellos son gays y no ocultan su condición, así como tampoco hablan despacio. Por lo tanto, somos los gays del pasaje.
Hemos sido citados a reuniones de vecinos por cosas como el volumen de la música, los ensayos de canto, teatro o los sonidos de instrumentos musicales en mi casa. Les molesta. Bueno yo canto... a veces... ja!
Desde que vivo acá pude darme cuenta de lo que son las "viejas conventilleras" y me causan mucha gracia, los hombres son casi lo mismo, hacen comentarios, escabullen hablar directamente con alguien y se burlan de algunas cosas. Las mujeres son de más acción y disparatadas para expresarse, buenas para consultar directamente lo que desean saber.
Este Halloween fue muy gracioso, los vecinos adornaron el frontis de sus casas con motivos de brujas, arañas y sus telas, calaveras y otras cosas. Mis vecinos del lado hicieron una fiesta de adolescentes, todos disfrazados de brujos, los del frente hicieron una fiesta de adultos con disfraces varios y las dos casas del fondo, donde hay niños pequeños, se disfrazaron de payasos. Un fantasma de blanco y ojos de luces colgaba de un hilo en medio del pasaje, emitía ruidos tenebrosos.
Se hizo la noche y mis vecinos los Brujos adolescentes sacaron la parrilla a la calle, prendieron carbón. Las dos familias del fondo y sus disfraces de payasos salieron al pasaje tocando puerta por puerta para pedir dulces y sacarse fotografías. Los vecinos del frente, presididos por la Leona (como yo le puse de nombre) comenzaron a tomar bidones de ron y a bailar salsa, porque son cubanos. La música era un coro de estilos distintos en el pasaje y se escuchaban risas y gritos de todos.
Yo en mi casa estaba en silencio, preparando unas minutas de mi trabajo. De pronto escuché discusiones a viva voz en el cité, habían niños llorando, mujeres furiosas, puñetes y garabatos de grueso calibre.
La pandilla de Brujos Adolescentes y los Payasos estaban peleando, discutían y se lanzaban objetos, dulces y cuanta cosa tuvieron en sus manos. Alguien en un descuido de la pelea volcó la parrilla y la cosa se puso negra, ahí salieron los hombres a patadas y puñetes, en eso aparece la Leona enronada y sus compinches disfrazados a detener la pelea, pero la cosa pasó a color de hormigas.
Yo en mi ventana miraba todo el panorama en primera fila, era un verdadero espectáculo y gracioso a la vez.
Alguien me gritó "tío llame a los pacos!" y yo si claro!. Jamás iba a detener tamaño espectáculo! era el mejor show de mi vida en halloween. La pandilla de Brujos adolescentes iban ganando, esos eran mis favoritos, osados y graciosos. Los cubanos con la Leona a la cabeza eran los más sensatos e intentaban detener la pelea porque "hay niños", gritaban junto a groserías del mayor calibre. Y las gordas de la pandilla de los Payasos con sus maridos eran lejos los mejores, porque fueron los que comenzaron las agresiones físicas, pero se llevaron una lluvia de garabatos, palos, tierra, cerveza y objetos encima. Los Payasos fueron graciosos y agresivos.
Como pude ver la pelea de halloween en mi pasaje, nadie ganó, lesiones leves y fue genial.
Primera vez que veo un espectáculo de esta envergadura, deberían unirse y hacer una obra de teatro con estas mismas escenas, realistas y sin tapujos, como es en realidad nuestra sociedad chilensis: diversa, conventillera y a chuchá limpia.
MaLaGeNtE
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