¡Maldita lisiada!

Hoy me río con mayor propiedad de la "maldita lisiada" que Soraya odia con tanta crueldad en una teleserie, ya que hace un tiempo fui un lisiado.

Fue una etapa feroz de la vida, casi muero por la estupidez del padre de mi ex novio, a quien amaba profundamente. El viejo contrató unos sicarios que me siguieron durante mucho tiempo, un día me secuestraron y me dispararon para que no volviera a ver a mi ex novio. Como éramos duros, no hicimos caso y producto de esos disparos estuve lisiado.

Tuve varias operaciones, quedé muy débil y perdí la movilidad de mis piernas. Mi familia se vio complicada para ayudarme ya que nadie tiene experiencia en esos asuntos. Después de los dolorosos meses internado en un hospital, volví a mi casa donde me cuidaban con esmero y cariño. Pero yo quería volver a caminar y de inmediato se inició mi rehabilitación con un kinesiólogo.

Los dolores y fatigas de la rehabilitación son los más intensos, mis piernas estaban tiesas y mi debilidad no me permitía esforzarme demasiado. Las alcachofas, ensaladas y la carne mechada de mi mamá me dieron nuevas energías.

Estar lisiado en nuestro país es complejo y costoso, la rehabilitación es muy cara y los implementos, son de un valor elevado, pero comencé haciendo rutinas de ejercicios que me daba el kinesiólogo y mi médico, luego agregué peso con bolsas de arena y caminatas con bastones, bicicleta, ejercicios en piscina temperada, natación y gimnasio. Quedaba exhausto cada día y en todo me ayudó y acompañó mi ex novio, el cual incluso abandonó sus estudios para permanecer a mi lado.

Es raro ir a una entrevista de trabajo en esas condiciones, con bastones. Entré a la oficina de la directora de un centro al cual yo estaba postulando, era una señora mayor y de rostro soberbio, en cuanto la vieja se fijó en mi estado, se le cayó la cara. Noté de inmediato sus gestos y forma de tratarme con cierta "piedad" y condescendencia.

Los choferes de microbuses eran demasiado amables, la gente común también. Me acercaban el bus a la orilla para que yo pudiera subir y me decían: tranquilo, tenemos tiempo. Los pasajeros me miraban y cedían el asiento de inmediato. En las compras me regalaban cosas, en la calle me saludaban con respeto, en una tocata me dieron asiento preferente en primera fila, en las plazas me conversaban de todo y en todos lados tuve una excelente experiencia.

Pero me sucedió algo en el carácter: me puse un poco duro en mis expresiones. Siento las cosas de igual manera que antes, pero mi expresión cambió.Ya no expreso tanta tristeza o dolor ante las situaciones dolorosas de otros, me cuesta. Por eso muchas veces me tratan de insensible, pero no es así.

Fui un maldito lisiado y me da mucha risa plantearlo así. Puse todo mi empeño para salir de esa condición y lo logré con rapidez, según mi doctor. Hoy lo cuento como anécdota, no me gusta hacer sentir lástima a otras personas y me valgo de la "maldita lisiada" para reír un poco de esto que sucedió hace varios años.

El que me hizo daño las ha pagado, no pude acusarlo porque no tuve las pruebas suficientes, pero la vida se ha encargado de hacerlo el hombre más infeliz de la tierra. La vida tiene tantas vueltas y él ya va girando en la soledad y en la miseria, su familia lo abandonó.

MaLaGeNtE






Comentarios

Entradas populares de este blog

Curiosidades de Paine 3: Un metro cuadrado de cerveza.

Historia del Grupo Guías y Scouts Santa María Virgen de Paine

Curiosidades de Paine 1: Las localidades