Hay momentos en que todos piden
¿Por qué debemos ser amables cuando no tenemos deseos de serlo?
Todos piden atención, cariño, amor, amabilidad, cortesía, honestidad y un sin fin de cosas que muchas veces no tenemos ganas de entregar.
A veces no deseo estar con nadie cerca, no quiero ser prudente ni amable y eso me lo critican demasiado y me siento incómodo siendo cínico, atento y cordial con quienes no deseo ver ni hablar. ¿Para qué?
Muchas veces solo deseo estar en silencio observando como crece un árbol, como cantan los pajaritos, ver las flores y sentir el ruido del viento entre las cosas que nos agobian y no falta el intruso que se acerca a interrumpir mis observaciones. Es difícil tener la oportunidad de observar y extraño esos años en que podía hacerlo, hoy todo es más complejo y no puedo hacer las cosas que hacía ayer.
Y en mi casa cuando intento estar solo y relajado no falta el loco que se pone a conversar o viene a preguntar tonteras que en realidad no me interesan.
Hay momentos en que las enfermedades o miserias de los demás no me causan ninguna reacción y me molesta que me lo digan, ahí es cuando no puedo mentir y reacciono de manera displicente, cruel o irrisoria. Simplemente hay momentos en que no me interesa ser amable con los demás.
Todos piden atención, cariño, amor, amabilidad, cortesía, honestidad y un sin fin de cosas que muchas veces no tenemos ganas de entregar.
A veces no deseo estar con nadie cerca, no quiero ser prudente ni amable y eso me lo critican demasiado y me siento incómodo siendo cínico, atento y cordial con quienes no deseo ver ni hablar. ¿Para qué?
Muchas veces solo deseo estar en silencio observando como crece un árbol, como cantan los pajaritos, ver las flores y sentir el ruido del viento entre las cosas que nos agobian y no falta el intruso que se acerca a interrumpir mis observaciones. Es difícil tener la oportunidad de observar y extraño esos años en que podía hacerlo, hoy todo es más complejo y no puedo hacer las cosas que hacía ayer.
Y en mi casa cuando intento estar solo y relajado no falta el loco que se pone a conversar o viene a preguntar tonteras que en realidad no me interesan.
Hay momentos en que las enfermedades o miserias de los demás no me causan ninguna reacción y me molesta que me lo digan, ahí es cuando no puedo mentir y reacciono de manera displicente, cruel o irrisoria. Simplemente hay momentos en que no me interesa ser amable con los demás.
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