No soporto a Lemebel, pero lo amo
No sé
escribir, porque no soy escritor y eso es lo que me puede enrostrar la persona
sobre la cual escribo. Tan criticón este homosexual!
A algunos nos cae
mal su letra, su impulso, su resentimiento y toda esa mierda que es capaz de
escupir en sus publicaciones, pero que igual compramos, leemos, comentamos y se
transforma en un tema de conversación. Hasta unos cuantos retos y vergüenzas he
tenido que pasar por culpa de esta yegua! Porque nuestros amigos o familiares
que no son homosexuales, piensan que todos somos iguales de grotescos que los
personajes de las historias que este autor nos narra.
Lo he visto
muchas veces paseando por Santiago, todo el mundo lo mira y hacen comentarios o
se ríen a sus espaldas. Es una cola fea y mal vestida, además se pinta como
payaso y todo en él nos da vergüenza ajena, tanto así que jamás lo miro,
incluso paso a su lado sintiendo desprecio por su desfachatez.
Pero leemos
sus columnas, sus historias, sus libros.
No tengo idea
de dónde salió, pero Pedro Lemebel es un escritor que conocemos y comentamos y no
podemos entender que en los colegios les hacen a leer sus libros a esos
escolares adolescentes llenos de imaginación e inventiva chabacana, que no
saben reglas mínimas de ortografía y piensan que todo lo que un libro dice es
verdad, sólo porque está empastado y escrito como novela u otro género. Los de
Lemebel son libros cargados de descripciones de travestis, o una “yegua pasiva”
y sedienta de sexo callejero, de tacos y pinturas, de dictaduras y milicos, de
miserias humanas, de pobrezas y andanzas, de SIDA y muerte.
No me agradan
las descripciones que hace sobre la “dictadura y los milicos”, porque no fue
tan exactamente como él lo describe, los militares tenían cosas mucho más importantes
que hacer, que andar persiguiendo homosexuales en la calle, en especial a Pedro
que en esos años me imagino sólo era una “travesti escandalosa y sin asunto”,
como decimos los gay.
¿Porqué se
venden y leen sus libros? ¿Acaso el pueblo necesita conocer las miserias de
tantos gays escandalosos que hay en el mundo? ¿O simplemente es un pueblo que
gusta de la mirada fetiche y burlesca que tiene sobre la homosexualidad? ¿por
qué Lemebel es criticado y analizado por tanto público en Chile y en otros
países?
Sus escritos
se esparcen por la ciudad y se venden en todas las ferias de libros. Pedro me
aparece en una esquina de la ciudad, sin pelos en las cejas y a falta de ellos
una ralla de lápiz delineador negro, los labios pintados y un pañuelo en la
cabeza, serio y con gestos despreciativos. Pedro aparece en las ferias de libros,
firmando autógrafos. Pedro aparece en el The Clinic, escribiendo una columna a
su amigo actor callejero que muere de SIDA.
No tengo
descripción para definir el estilo de Pedro, pero lo leemos, nos reímos y
lloramos con las alegrías y tristezas de personajes que describe y muchos de
ellos son verdaderos personajes de la calle, del centro o de las barriadas
periféricas de la ciudad. Hasta la descripción de los perros callejeros chilenos
es real y otros tantos personajes los conozco de verdad.
Pedro nos
muestra la otra realidad, la realidad que muchas veces no queremos ver o
desconocemos porque nos toca vivir en casos totalmente distintos. Nos muestra
la realidad de los barrios de la ciudad, las poblaciones o campamentos, nos
dice lo que pasa en las noches santiaguinas y sus escondites, nos muestra la
verdad que golpea nuestras vidas de frente y por eso muchos lo queremos leer
pero al mismo tiempo no nos gusta. La verdad a la cara, con tono despectivo o a
modo de crítica, siempre es molesta.
Por lo pronto
tenemos Lemebel para rato, seguirá mostrando realidades de Santiago y
escribiendo con esa pluma versátil, llena de realidades que impactan,
entretienen, se comentan y que son dignas de compartir y analizar.
Finalmente
debo confesar que Pedro Lemebel ha logrado cautivarme con su desfachatez, ha
logrado llamar mi atención y cual primavera descalza llegó un día a mi vida
para ganarse "mi corazón facho con gustos de bolchevique” en un amor
desenfrenado que no logro olvidar. Este amor primaveral ha cautivado mi
atención y no logro deshacerme de él ni un solo instante, me provoca, me hace
reír y llorar sin miramientos y tritura mis entrañas como esos amores adolescentes
que provocan las sensaciones más extremas en los sentimientos de los hombres.
MaLaGeNtE
MaLaGeNtE
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